martes, 24 de agosto de 2010

El Rito Iniciático de Kissinger

Relato ANÓNIMO.
Publicado originalmente bajo el título de «El Sacrificio», en un Sitio Web hoy desaparecido.


¡Petróleo, petróleo! Es la palabra y mancha negra resollando en las profundidades de la tierra; brotando hoy con fogonazo de sangre que empapa de cráneos desnudos los aires y el suelo, de lamentos de niños y gritos de mujeres, mientras dentro de ese estiércol negro, se mueven cortesanos malolientes, presentados cuales fieras bebedoras de sangre humana. Son Hombres-Reptiles poderosos que gobiernan al mundo del «Nuevo Orden».

Aparece la negra mancha hedionda de muerte, sonora de carcajadas y aullidos infernales, cargada de palabras de engaño y lamentos de mentes frágiles sacrificadas desde la fecha de 1954 en que seis oscuros hombres de negras vestiduras, de frac y levita, se dirigen a un pasadizo secreto: llegan y penetran dentro de uno de los edificios construidos por el Imperio Sionista en la ciudad de Nueva York, el lugar designado por las tinieblas para preparar el advenimiento del Anticristo.

Caminan por debajo de la tierra, por no revelados pasillos que conforman una telaraña subterránea debajo de la Estatua de la Libertad, y ya se disponen al abordaje de un ascensor que los introducirá a lo profundo de las entrañas de la oscuridad.

Los 6 se miran y se reconocen, examinan sus manos y facciones: son arios y altos, sus caras pálidas y sus alientos fétidos, sus cuerpos delgados pero fuertes, sus ojos en la profundidad de sus cuencas denotan oscuridad, usan lentes trasparentes los de mayor orden. Los demás oscuros, todos cumplen órdenes de asesinar sin preguntar. ¡Se cumplen órdenes!

Se revisan entre sí, dispuestos en contra del que inspeccionan y cede a revisar. Registran al más alto, el bizco y desgarbado de ellos: es Avraham Ben Eleazar, alias Henry Alfred Kissinger, nacido en Alemania en 1923. En esta fecha (1954) se ha graduado de doctor en ciencias en la Universidad de Harvard, ya recibirá la iniciación de poder para cuanto debe hacer por su organización, el «Nuevo Orden Mundial».

Se revisan entre sí, prácticamente los cuerpos y las carnes de estos 6 hombres son tocados por sus camaradas, sus partes íntimas acariciadas y activadas porque no son normales... El ascensor es una cabina disimulada como un elevador cualquiera. Está dotada de detectores especiales que identifican plenamente a sus ocupantes, leen el peso flemático o sanguíneo de cada uno de ellos, comprueban el pulso de los corazones humanos que no poseen variables parapsicológicas como los de los 6 Ciber-Siónicos no humanos que abordan.

Estos dispositivos disimulados, comprueban la similitud de quienes se aventuran en esta cámara de control, que de ser humanos, bajan pero nunca más regresan a la superficie de la Tierra. Los 6 Ciber-Siónicos son Maestres Venerables de altos Grados de la Masonería y Sinagoga en las Logias establecidas como poder mundial, profesores de las Universidades y ministros del Gobierno Norteamericano. Todos cargan debajo de la piel un tatuaje solo reconocido por métodos de luz ultravioleta: es una calavera negra y dos huesos en cruz. La marca está grabada dentro de la Glándula Pineal, en el Tercer Ojo.

El ascensor cierra y ajusta sus puertas, acierta y comprueba quienes lo abordan, se transforma en una cápsula de propulsión. Cae a una vertiginosa velocidad sin estar suspendido por ningún cable o sostén neumático. Viaja dentro de las cavidades subterráneas, hacia abajo, muy abajo. Pasa puertas de tiempo hacia atrás, y se detiene por fin en el pasado del tiempo.

El viaje no ha sido traumático para sus ocupantes, estos son viajeros espaciales —extraterrenos—. Sólo se sumergieron algunos kilómetros en el centro de la Tierra, han pasado 3 capas de ella y están en medio de una ciudad llamada Agartha, en su isla interior de Edén, en el mismo lugar donde el Demiurgo de la Tierra trajo la Serpiente que invadió el Paraíso, la morada del hombre.

Han llegado al lugar del tiempo antes de la fundación de Nueva York. Allí está sentado en un trono el Príncipe de las Tinieblas, el Señor y Amo del Mundo de los Hombres. A su lado y en cortes de gobierno, se encuentran Lucífugo, el patrón de los ejércitos y el demonio cojo, Asmodeo, constructor del Templo del Príncipe Infernal. Los dos darán sus fuerzas a estos, sus hijos y administradores del «Nuevo Orden».

Los recibe un cortejo de hermosas mujeres. Están desnudas pero acicaladas de lujuriosa apariencia. Muestran sus sexos que emiten por sus hendiduras movimientos de sus carnes incitantes de lascivia. Sus cuerpos esculturales, caderas y bustos, custodian los ojos de estos demonios —CLONES— que utilizan cuerpos humanos y viven en los libidinosos lugares de Nueva York —son «caras pálidas» como los recién llegados—, en las grandes capitales norteamericanas y europeas, catequizando hombres para sus instintos más bajos.

Caminan y se acercan al trono del poseedor de los poderes terrenales. Al lado de él están sentadas en posición sumisa otras mujeres: son hermosas y terrestres, diferentes a los demonios que llegaron acompañando a los 6 oscuros Ciber-Siónicos. Las carnes tiernas de las sumisas —porque son jóvenes— se ven «apetitosas» para los 6 llegados, ellas son el eje de atracción de todos los allí presentes.

Henry Kissinger, judío de nacimiento y quien en 1943 buscó asilo en Norteamérica, será iniciado hoy (1954) con el poder de la muerte, la destrucción humana, para que llegue a ser mañana:
  • Profesor de programas de defensa de la Universidad que lo gradúa.
  • Asesor de seguridad de los presidentes Eisenhower, Kennedy y Jonson.
  • «Cerebro gris» de asuntos nucleares.
  • Mensajero del Secretario de Estado John Foster Dulles.
  • Jefe del Consejo de Seguridad Nacional y Secretario de Estado del presidente Nixon.
  • Quinta columna de «acercamiento» entre su país, Rusia, China, el Medio Oriente y América Latina en la que dejará marcadas las bases para la acción de la cabeza de la Bestia: la «pacificación» de Centro América, la matanza y golpe militar de Chile, el Plan Colombia, la dolarización del Sur y el ataque a Venezuela y la Gran Colombia, acciones por las que los mismos Sionistas, luego de terminado su trabajo, le condecorarán con el Premio Nobel de la Paz en 1973.
  • Cada uno de los 6 Lagartos toma una chica por la fuerza, es ayudado por los Demonios del Sexo que están allí ávidos de pasiones y de sangre. A la fuerza, la tienden sobre una mesa de sacrificio, le abren sus piernas mientras la sostienen pegada con forcejeo sobre el ara romana, el Altar Sionista, el Amsab de roca dura y negra, pegajosa de otras sangres anteriores.

    Henry Kissinger, prefirió la de piel y rostro latino. Desgarra con brutalidad sus ropas y las carnes aparecen desnudas, sus uñas brotan como zarpas aceradas abriendo el pellejo de la indefensa fémina, estremecida de horror. Fue llevada allí bajo engaño, transportada desde un lugar lejano del sur con la oferta de mejores oportunidades de vida, riqueza y lujo.

    Es una de las más esculturales exponentes de la belleza femenina de ese lugar, concursante de un reinado de belleza al que no llegó, porque fue separada antes por las ofertas: de cabellera aterciopelada larga y blonda, ojos color de miel y delicadas facciones por las que ahora corren lágrimas de espanto.

    Los demonios «calientan» a la mujer, la incitan sexualmente con sus dedos y lenguas, unos inclinados, otros con sus bocas en sus senos, nalgas, sexo y ano, algunos con palabras que ofrecen dulzura lo cual es una traición. El órgano viril de Kissinger se dispone, los demás siguen los mismos y otros pasos en cada una de «las designadas»:

    Se les dijo que habían sido «elegidas por el Señor». Se les llevó en lujoso avión y limosina privada a canales de televisión y empresas de cine para lanzarlas al estrellato. Se les cubrió de dólares y fiestas fastuosas. Quedaron deslumbradas por las pieles y ropajes, por las atenciones. Hoy al presente, se invitaron una a una conocer «al Señor» quien todo sufraga y les dará un futuro que ninguna logra imaginar —cercano a «Dios»— un futuro de «Nuevo Orden» con el poderoso del mundo. Y abordaron por voluntad propia el descensor.

    En la cara pálida de Henry Alfred Kissinger, se ven ahora sus típicas ojeras pronunciadas, sus facciones toman la característica del Lagarto. Los 6 Reptiloides dan inicio a la Nueva Era del dominio de la carne, expuesta antes en las doctrinas de la Ordo Templi Orientis de Crowley, en la Orden Negra, el Club del Fuego Infernal de Inglaterra del siglo XVIII, que fueron oficializadas en 1966 por Anton Szandor La Vey como la Iglesia de Satán y sus 66.000 miembros legales en los EE.UU.

    Su rostro descompuesto mostrando su realidad de carnicero, hace juego con su miembro viril activo y próximo a penetrar a la mujer que había sido calmada por los demonios femeninos quienes le dijeron con suaves y melosas palabras al oído:

    —Relájate, ama a tu Señor; él te dará todos los reinos del mundo, serás reina después que él te posea. Un mundo mejor te espera, para los tuyos también.

    Estaba a punto de consumarse en esta hembra otro de los rituales que en Egipto y Roma se ejecutaron en nombre de la diosa Isis. En Babilonia o Mesopotamia para Ishtar o Inanna, el de Tiamat, la Serpiente Antigua que se llama Diablo y Satanás, la diosa filosófica que existió antes de la manipulación genética del hombre terrestre. Tiamat, circundada por su parlamento de demonios, como es conocido por los hebreos desde su origen cananeo en el protocolo Enuma Elish.

    El Ritual Gnóstico Elitista de alto nivel cultural y económico para conseguir deseos y poderes destructivos que satisfacen el odio contra la Raza Humana, que el mismo Sabaoth sentado y presidiendo aquí, ofreció a Jesús en la tentación del mundo: «Todo esto te daré, si arrodillado me adoras».

    El Ritual de Muerte que expresan sus ropajes negros, las Menorás de su poder extraterreno, los Candelabros de las cavernas, las Campanas que arrullan a los creyentes llamando a sacrificio todas las mañanas, su Cáliz que acopia la sangre de los Holocaustos, la Espada de la injusticia y su Estrella del Tetragrámaton: los símbolos del poder de la Religión Merkabak de los Abismos practicada abiertamente como Satanismo en el mundo de hoy, bajo la autoridad de la Nación Norteamericana y por la Iglesia de Satán, jerarquizada como ley desde Aleister Crowley en la matrícula ocultista de las Sinagogas, Logias y Clubes Infernales del mundo.

    Los 6 Lagartos entran en el clímax del ritual de sangre. Henry Alfred Kissinger penetra la mujer con un alarido subterráneo que prorrumpe ahora de su boca y cara pálida, transformada en reptil. Los demonios babosean, se mueven rítmicamente creando jadeos de sexo en sus cuerpos al tiempo que acarician a la víctima.

    El hecho sexual comenzó a tener sentido para Alfred Kissinger, pero terror para la moza. Las uñas del macho se clavan en los senos de la mujer, los Demonios las hunden en diferentes partes del cuerpo de la torturada, la bestia resopla mientras de su boca fétida salen mantrams infernales e invocaciones de: «¡Sión, Sión, ha llegado tu día y el poder de tu Dios!», y la violación toma lucimientos satánicos.

    En las cavernas adyacentes otros imploraban el nombre de «Sabaoth, nuestro Dios». El bárbaro presiona su falo dentro de la vagina de la mártir sin menearse. Los movimientos se aplican desde los demonios que aceleraban la cadera de la mujer en tanto hunden agujas y puñales en el cuerpo inocente de la mujer. El dolor y el placer se unen para dar gozo a la fiera. Dolor, terror, impotencia infinita en la víctima que puede ver claro el engaño de su orgullo, vanidad y deseo de lujos. Ya no tiene oportunidad de librarse de su inocencia y credulidad.

    De un zarpazo un puñal abre el corazón del sacrificio. La mano izquierda de Henry Kissinger se hunde con el filo del metal, con golpe repetido. La herida abierta muestra el corazón palpitante que la mano derecha del Lagarto, agarra y arranca violentamente: la mujer siente su muerte de terror, la vagina se contrae causando otras sensaciones en la carne maldita e infernal de la Bestia.

    El miembro viril disfruta su orgasmo con otros espasmos sólo logrados así, y Henry Alfred Kissinger obtiene poder infernal para instruir «el Orden Mundial».

    El espíritu se escapa de la mujer que usó su albedrío para elegir y prefirió dinero, facilismo a cambio de su Espíritu, la materia del mundo, y este materialismo la destruyó.

    Los demonios lujuriosos posesos de los restos de la víctima, se beben las últimas gotas de sangre del cuerpo de la sudamericana, aún palpitante sobre la mesa de sacrificio. Sus carnes desgarradas y violadas, exhiben las huellas de cuanto es el rostro real de la terrible Fiera Sionista. Henri Alfred Kissinger acuchilló este cuerpo y capturó su Espíritu como antes lo han hecho todos ellos quienes engañan a los humanos, compran y venden sus conciencias torpes, mientras aseguran su doctrina infernal en uno de sus tantos libros como lo es el Talmud, el Yabamoth o el Baba Metzia.

    La bestia del «Orden», aprisionó este Espíritu como antes lo han hecho los Sionistas, amos y señores del Satanismo del Sabath, y lo harán muchas veces más, para obtener ese poder maldito que ya se denuncia y se hace patente en el mundo. El que la Humanidad, antes sorda y ciega, ahora descubre, muda de asombro, como el Gobierno Mundial del Anticristo.

    3 comentarios:

    1. Impresionante! como estos esclavos, prisioneros y servidores de los reptilianos pactan entre si para seguir gobernándonos. Lo más triste es que siempre habrán seres humanos que traicionan su raza y su hogar la Tierra, sirviendo y alimentándolos con sangre de su sangre. Pero hay una fé en mi interior que siente que muy pronto todo esto terminará, nada es eterno y de nosotros depende nuestra verdadera libertad. Conocimiento = Libertad.

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    2. Aunque sea grande el deseo de conocimiento no es suficiente por la simple razón que la sabiduría depende de quienes nos controlan no hay gente común que tenga tal nivel de conocimiento como ellos.
      Dicen que de nosotros depende nuestra evolución, pero como hacerlo si nos llevan suprimiendo el derecho a la libertad desde nuestra existencia.

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    3. En Cristo todo lo puedo; que me fortalece.
      El ya ha ganado la batalla al demonio

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